19 de junio de 2013

LA EDUCACION NUTRICIONAL DE NUESTROS HIJOS

     La aparición cada vez más temprana de factores de riesgo de enfermedades crónicas está fomentando las intenciones por parte de los expertos, en el establecimiento, lo más precozmente posible, de estrategias preventivas en la alimentación y en la promoción de hábitos saludables.
 
      Incluso se realizan esfuerzos para establecer pautas desde el comienzo de la gestación y los primeros años de vida. Además la educación nutricional en edad preescolar, mediante actividades que potencien hábitos adecuados, tienen gran importancia en el desarrollo de niños sanos y, por tanto, de futuros adultos sanos. Los hábitos alimentarios adquiridos en la infancia persisten hasta la edad adulta.
 
    
     La ingesta y el estado nutricional  durante la infancia se ve influido por factores como:
         -         las preferencias alimentarias,
         -         la disponibilidad de alimentos,
         -         los modelos parentales,
         -         los premios y recompensas en relación con el consumo de alimentos, y
         -         la conducta de los compañeros y allegados.

     De ahí la importancia de la educación nutricional en este periodo de la vida, y la necesidad de dedicarle tiempo y energía suficiente, haciendo partícipes a compañeros, cuidadores y familiares del niño. La mejor manera de estimular al niño a comer de manera saludable es dando el ejemplo

     Los niños imitan a los adultos que ven a diario. Si usted come frutas y verduras, y consume menos alimentos poco nutritivos, estará enviándole el mensaje correcto. Las cinco mejores estrategias son éstas:
  1. Establecer un horario regular para las comidas en familia.
  2. Servir una variedad de alimentos y “aperitivos” saludables.
  3. Darle un buen ejemplo siguiendo una dieta nutritiva.
  4. Evitar las peleas por la comida.
  5. Involucrar a los niños en el proceso.
     En el ámbito escolar, los comedores escolares representan un extraordinario escenario muy oportuno para la puesta en práctica de actividades y programas de educación nutricional que incluyan degustación de alimentos y bebidas, e incluso participación en la elaboración de platos.



          En conclusión, los hábitos de alimentación y actividad física se establecen desde la niñez, por lo tanto es necesario el desarrollo de políticas y programas para modificar influencias ambientales (publicidad engañosa, sedentarismo…), así como proporcionar tanto a los niños como a los padres herramientas que favorezcan la adopción de estilos de vida saludables.

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